"...Hay veces, que mi ser se cubre de oscuridad, y desearía escapar, muy lejos, a donde nadie me encuentre, y mi alma, pese al dolor, alcanza a guiar, si acaso, a mi mano izquierda..."

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jueves, 18 de julio de 2019

Cuando –Volver al- Futuro nos alcance

Los autos no vuelan, pero están obligados a ser mucho más eficientes y amigables con el medio ambiente.







2015 fue el año elegido por la saga cinematográfica Volver al Futuro (Back to the Future), iniciada 30 años antes, para mostrarnos lo que sería el futuro semi-utópico que Hollywood concebía en aquellos años.


El futuro que no llegó…
Llegado dicho año, el “tren del mame” giró en torno a los objetivos no alcanzados. No tenemos patinetas voladoras (al menos no de forma masiva), anuncios con hologramas 3D y los autos aún no son capaces de volar.



… Y el que sí
Este último apartado es el que ha inundado mis pensamientos, luego del arribo del Tesla Model 3 al mercado mexicano. El sedán eléctrico puede parecer un OVNI comparado con los autos de hace 30 años: no consume combustibles fósiles (al menos, no directamente), casi no tiene botones, la mayoría de sus funciones se pueden controlar desde un Smartphone e incluso puede manejarse por sí mismo en condiciones controladas.



Y no, no vuela
Pero no, el auto desarrollado por el equipo encabezado por Elon Musk aún no es capaz de volar. De hecho, ningún auto en la actualidad puede hacerlo, si bien ya hay propuestas muy avanzadas en cuanto a drones para pasajeros y “taxis voladores”.

Avance obligado
¿Fueron las expectativas de los años 80 demasiado elevadas y optimistas? Desde la crisis petrolera a finales de los 70, hemos sido testigos de cómo cada nueva generación de motores endotérmicos es más eficiente, con mejor entrega de potencia y menor consumo. Sin embargo, fue una nueva crisis de hidrocarburos, la de 2009, la que hizo que muchos gobiernos pusieran su atención en el asunto.  Llegaron nuevas legislaciones que, por un lado, castigaban a los autos con alto consumo y, por otro, incentivaban el desarrollo de sistemas de propulsión “verdes”



Elon, al rescate
Gracias a un programa de créditos fiscales lanzado en la era de Obama en los Estados Unidos, varios fabricantes, nuevos y establecidos, se lanzaron a crear “el auto del futuro”, impulsado por electricidad. Muchos de estos experimentos fracasaron estrepitosamente (Fisker), pero Tesla no sólo salió avante, sino que se ha convertido en una de las automotrices más prósperas e influyentes. No es extraño que en cada gran Salón del Automóvil, más y más fabricantes presenten nuevos modelos eléctricos para competir contra la marca asentada en Silicon Valley, o prototipos que prometen superar en un par de años el rendimiento logrado por la empresa de Elon Musk, creador de eBay y SpaceX.



¿Qué conservan los conservadores?
Algunos gobiernos conservadores han echado atrás varias de estas leyes o continúan apostando por la comercialización masiva de derivados del petróleo. Sin embargo, el lanzamiento de nuevos modelos eléctricos, así como el proyecto de varios países desarrollados o grandes ciudades para prohibir por completo la circulación de autos de combustión interna entre 2030 y 2050, ponen a la electricidad como el principal medio de propulsión en las siguientes décadas.

La promesa de los fabricantes de precios aún más competitivos en el próximo lustro, nos da la esperanza que los autos eléctricos también se vayan popularizando en países en vías de desarrollo, que es en donde las automotrices ponen sus ojos ante la constricción de mercados más desarrollados. Esto debería contribuir a refrenar el cambio climático, por más que políticos conservadores y empresarios insistan que “no existe”, en oposición, al consenso casi total de los científicos.



Soñemos
Una vez que tengamos un parque vehicular amigable con el medio ambiente, vía autos de propulsión alternativa asequibles ¿Las firmas automotrices pondrán su tiempo y capital en el desarrollo del anhelado auto volador? ¿O tendrán que obligarlos las leyes? Quizá, en algunos años, surja un nuevo genio que busque revolucionar los medios de transporte. Con suerte, podríamos alcanzar a verlo con nuestros propios ojos.


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