Del discípulo actuarial,
Que reposa ya entre tumbas,
De silencio sepulcral,
Tantos años han pasado,
De aquel espantoso hecho,
De ilusiones llegó lleno,
A inscribirse a nuevo ingreso,
Pensaba, inocentemente,
Que estudiando lograría,
Aprobar este semestre,
Y quizá hasta maestría,
Devoró ávidamente,
Los libros recomendados,
Se volvió un total demente,
Repasando postulados,
Los axiomas y teoremas,
Nunca pudo demostrar,
Exámenes y tareas,
Reprobaba sin cesar,
Estudió por meses y años,
Para poder aprobar,
Todos sus extraordinarios,
De estadística y lineal,
Luego, pasado algún tiempo,
Muchas puertas fue tocando,
Sólo se oía desde dentro,
“Lo sentimos, no hay trabajo”.
Cuando la luna se asoma,
Se oye un triste lamentar,
Ni por título o diploma,
Retornó a su facultad,
Hoy el lamento ha cesado,
Y aunque no hubo explicación,
Se decía, lo había matado,
La terrible seriación.
"Aquí Yace un Actuario".
"Here Lies an Actuary".
Sábado 30 de octubre de 2010, 00:59:30.
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